El primer amigurumi que hice fue esta pantera rosa que le regalé por su tercer cumpleaños a un niño.
Se lo hice porque era el personaje de dibujos animados que más le llamaba la atención: "la pantera grosa".
Le encantó. Enseguida se convirtió en su muñeco preferido. No podía dormir sin él.
El pequeño ya tiene 5 años y este otoño le han operado de vegetaciones.
Tenían que sacarle sangre, así que se llevó a la pantera para que le "ayudase" a pasar el mal trago. Pero, con el susto y las prisas, se la dejaron.
No se dieron cuenta hasta que estuvieron de nuevo en casa. Volvieron al hospital y no había ni rastro del amigurumi.
Supongo que le debió hacer gracia a alguien y se lo quedó sin pensar en lo mal que lo pasaría su pequeño dueño.
Así es que tejí otra pantera, sin patrones (a ver si los saco), a petición de su mamá.
No se parece mucho a la primera, pero al pequeño le parece idéntica.
Ayer se la di y estuvo supercontento. Se la llevó a dormir, como antes. Y, a mi, se me cae la baba.
Si os encontráis un muñeco, antes de quedároslo, pensad en lo que puede significar para el niño al que pertenece.
Que maco per part teva Cati! segur que el petit no ho ha notat, a mi hem semblem igualetes!! Un petonàs!
ResponderEliminarPero qué chulos Cati y qué ilusión que al niño le guste tanto. Todo un detallazo por tu parte! Un besico.
ResponderEliminarEts un sol. Quan trobo alguna cosa que no és meva, procuro deixar-la en un lloc visible... tot i que potser darrere meu passi algú que no pensi igual que jo.
ResponderEliminarQué suerte tenerte cerca!!! ;)
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